Abejas y avispas ¿cuáles son sus diferencias?

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Salir al campo a pasear es una de las actividades favoritas para muchas familias, especialmente si viven en una ciudad más o menos grande, donde es complicado estar en contacto directo con la naturaleza. Sentir el aire puro entrando en nuestros pulmones, disfrutar de la belleza de esas zonas donde la mano del hombre todavía no se hace notar de una forma tan estricta… La naturaleza nos ofrece la posibilidad de desconectar de todo lo demás, incluso de la propia comodidad que tenemos en nuestra vida rutinaria. Eso sí, hay que ser conscientes de que en este entorno puede haber ciertas “molestias” que debemos cuidar para que no supongan un problema. La mayoría de animales salvajes como insectos y demás no suelen ser peligrosos, pero en algunos casos sí que nos podemos topar con situaciones problemáticas, si nos encontramos con avispas o abejas durante estas caminatas.

Y es que la picadura de estos animales es muy temida, y puede ser muy dolorosa para aquellos que la sufran. Normalmente, estos insectos voladores solo atacan si se sienten amenazados, pero es cierto que podemos representar ese papel de amenaza incluso sin darnos cuenta, sin quererlo realmente, solo por toparnos en el camino de estos insectos. Hay personas que son alérgicas a las picaduras de abeja y avispa, ya que la mayoría de ellas inoculan una pequeña cantidad de veneno, que en condiciones normales no suele ser demasiado peligroso, pero que en casos aislados, según la persona y su propia sensibilidad a ese tóxico, puede acarrear problemas más graves. Por eso no está de más tomar ciertas precauciones cuando salgamos a caminar al campo, sabiendo que podemos toparnos con estos animales. Entre ellas, la primera y más simple, la capacidad para identificarlos y diferenciarlos, porque mucha gente todavía los confunde.

Características de las abejas

Las abejas son insectos voladores de la familia anthophila, que quiere decir, literalmente, “amante de las flores”. Su gusto por el néctar floral y su capacidad para producir miel natural ha fascinado siempre al ser humano, que ha sentido curiosidad desde hace milenios por estos animales, llegando incluso a criarlos en cautividad para conseguir esa miel y la cera que también producen. Son más de 2.000 especies conocidas de abejas, adaptadas a prácticamente todos los lugares del planeta, y muchas viven en una sociedad jerarquizada dentro de los panales, que suponen un increíble ejemplo de esfuerzo comunitario en el mundo animal, muy parecido al que desarrollan las hormigas, por ejemplo. Las abejas poseen un aguijón en su parte posterior y lo utilizan para atacar al sentirse amenazadas. Sin embargo, la picadura provoca la muerte de la abeja, ya que el aguijón se queda sobre la piel y desgarra su cuerpo.

Características de las avispas

Las avispas son también insectos voladores que están dentro del orden Hymenoptera, y del suborden Apocrita. Son animales más antiguos que las abejas y, de hecho, se especula con que las propias abejas son una evolución de las avispas antiguas, las que vivían hace 100 millones de años. Su alimentación se basa en el néctar, pero también en la carroña, en pequeños insectos y en frutos que encuentra en su hábitat. Es un animal omnívoro y con mucha más variedad alimenticia que la abeja. Su aguijón forma parte de su aparato reproductor y por eso solo lo poseen las hembras. En el caso de las avispas, al pinchar con él a sus enemigos, el aguijón no se queda en el cuerpo de la presa, así que pueden utilizarlo en numerosas ocasiones, sin perderlo en ese ataque.

Similitudes y diferencias

Empezando por las cosas que tienen en común, tanto abejas como avispas son insectos voladores que cumplen una función importantísima en el medio ambiente, especialmente las primeras, con la recolección del néctar de las flores, y es que de manera involuntaria también son artífices de la polinización que permite que estas plantas se expandan. Ambas especies tienen cuerpos muy parecidos, si bien la avispa posee un exoesqueleto que protege su tórax, y puede conservar su aguijón después de picar con él. Ambas pueden utilizar un veneno tóxico al atacar con el propio aguijón. Los colores que aparecen en su abdomen y su tórax son muy parecidos, normalmente amarillo y negro en las especies más comunes, y esto hace que muchas veces se las confunda a simple vista.

Pero más allá de esas similitudes, las diferencias son muy evidentes, sobre todo en su comportamiento. Las abejas suelen conformar grandes familias dentro de los panales, donde producen miel y cera. Las avispas suelen ser solitarias, aunque también se agrupan en ocasiones en torno a una reina, y son incapaces de producir esos elementos para el provecho humano. Su alimentación es más variada, alimentándose de frutos y carne de otros insectos, mientras que la abeja subsiste básicamente a través del néctar de las flores, cumpliendo una misión imprescindible para el sistema. La última gran diferencia es la del ataque con el aguijón, ya que las abejas mueren al utilizarlo, por un desgarro de su cuerpo, mientras que las avispas pueden picar varias veces sin tener que desgarrarse en el intento.

¿Cuál de estos insectos es más peligroso?

En principio, el temor principal que los humanos tenemos a estos dos insectos se debe a su peligrosa picadura, aunque ciñéndonos a la mayoría de casos, estos ataques no son tan habituales y tampoco llegan a consecuencias muy graves. Solo aquellas personas que tienen una especial sensibilidad o alergia por el tóxico que desarrollan estos animales con su picadura pueden temer por consecuencias mucho más peligrosas. Para la mayoría de mortales, la picadura de una avispa es algo doloroso y molesto, pero no acarrea más que un poco de hinchazón en la zona donde nos ha picado. El peligro de la avispa es mayor ya que puede picar más veces. La abeja sencillamente clava el aguijón para morir, lo que resta eficacia a sus ataques.

A pesar de entrañar menos peligro por su ataque directo, la picadura de la abeja puede ser más dolorosa y desembocar en una situación algo más peligrosa por el propio hecho de dejarnos clavado el aguijón. La mejor opción es sacarlo cuando antes, para que la zona no se inflame demasiado, ya que si lo dejamos puede incluso infectarnos esa herida. No tiene mucho problema, ya que al principio el aguijón, o al menos una parte de él, quedará sobre la epidermis, y solo tendremos que tirar para sacarlo. Podemos utilizar unas pintas, si fuera necesario, pero es importante no dejarlo ahí, porque puede empeorar la situación.