El gusto es uno de los sentidos más infravalorados que existen. No se le da la importancia que se merece, al menos desde nuestro punto de vista, porque no sirve para “sobrevivir”. La vista nos ayuda a tener un contexto de todo lo que nos rodea, de la misma forma que el oído. Sin estos sentidos seguramente nuestra vida sería mucho más limitada. El tacto nos ofrece el contacto directo con el mundo, y hasta el olfato nos permite percibir ciertos peligros, o en otras situaciones, olores positivos. Sin embargo, el gusto parece quedar en un segundo plano ya que solo se utiliza a la hora de disfrutar de la comida. Y eso es algo que hacemos de forma natural, porque la mayoría ni siquiera disfruta comiendo, solo lo hace por sobrevivir. Hay casos y casos, por supuesto, pero si preguntásemos a 100 personas por el sentido que no les importaría perder, la mayoría dirían seguramente el gusto.
En la pasada pandemia, uno de los efectos colaterales más habituales del Covid era precisamente la pérdida del gusto y el olfato. La gente descubría que podía estar enferma porque los alimentos ya no le sabían a nada, y era una sensación tremendamente extraña. Para bien o para mal, todo lo que comían parecía saber insípido. Y es que este sentido, ligado principalmente a las papilas gustativas de la lengua, puede llegar a verse alterado por enfermedades o por problemas en esa parte de nuestra boca. Seguramente alguna vez hayas pecado de impaciente y hayas devorado algo que estaba demasiado caliente, solo para quemarte un poco el paladar o la lengua. A continuación, con el apéndice entumecido y las papilas adormecidas, dejábamos de degustar aquello que estábamos saboreando. Conocemos la textura y podemos casi paladear el alimento, pero el gusto ya no es el mismo. Y es que todos los alimentos, por insípidos que sean, tienen su propio sabor, incluso los que aparentemente no lo poseen, como el agua. Y sí, el semen también tiene un gusto muy particular, que como ya sabrás depende de la alimentación del hombre que lo eyacula…
El sabor del semen masculino
Antes de entrar más a fondo en la cuestión, deberíamos concretar realmente qué es el semen, porque parece una obviedad, pero no muchos, ni muchas, saben cómo describirlo. El semen masculino es un fluido que emana del pene cuando el hombre eyacula. Está compuesto principalmente por agua, esperma, vitaminas, sales y minerales. El esperma solo representa un 5% del total del fluido, y es ahí donde se unen los espermatozoides encargados de fecundar el óvulo femenino.
Evidentemente, en una penetración vaginal o anal, el sabor del semen no tiene mucha importancia, puesto que no llega a entrar en contacto con las papilas gustativas. Esto ocurre cuando el chico eyacula sobre la boca de la chica, ya sea después del acto en sí o tras una sesión de masturbación. Hay muchas mujeres que detestan el sabor del semen, o su propia textura, pero otras muchas no tienen reparos en probarlo e incluso tragarlo.
Las actrices porno, habituadas al semen
En la vida real, lo de probar el semen del chico no es algo tan habitual, aunque dependerá de la chica, por supuesto. También los hombres pueden llegar a probar el semen de sus parejas o compañeros sexuales, desde luego, pero en la mayoría de casos son ellas las que deciden darle una oportunidad a ese fluido. Es el mundo del porno el que ha generado esa fantasía tan habitual de eyacular sobre el rostro de la chica, o incluso dentro de su boca, para que ella se trague todo el fluido. Tal vez como un gesto de sumisión ante el momento más intenso del acto varonil. Tal vez, sencillamente, como una fantasía a cumplir por muchos hombres, que en la realidad se vuelve mucho más complicada.
Las actrices porno sí que tienen mucha experiencia en este tipo de experiencias. Y es que incluso las trabajadoras sexuales que venden servicios íntimos por dinero se niegan a recibir el semen en su boca en la mayoría de casos. Pero para las pornstars esto es el pan de cada día, y si bien hay muchas que igualmente no quieren recibir esa leche en su boca, la mayoría aceptan sin problemas. De hecho, a muchas les encanta disfrutar de ese baño y tragarse hasta la última gota, algo curioso, desde luego. En la experiencia de estas mujeres encontramos la mejor manera de llegar al fondo de este asunto, el del sabor del semen. Ellas afirman que, en la mayoría de casos, el semen está salado, e incluso con un punto ácido, aunque no desagradable. Esto, sin embargo, se puede cambiar.
Cómo afecta la alimentación al sabor
Como ya explicamos al principio, el semen no deja de ser un fluido que se genera en el cuerpo masculino. La alimentación es indispensable para que nuestro organismo funcione correctamente, y afecta a todas y cada una de las funciones del cuerpo, tanto para bien como para mal. Esto es, si llevamos una alimentación variada y saludable, nuestro organismo nos lo agradecerá funcionando de una manera mucho más eficiente. De lo contrario, seguramente veamos afectadas nuestras funciones, como problemas en los órganos vitales, en la circulación, etc… El semen también se ve directamente afectado por lo que comemos e ingerimos, aunque de una manera especial.
Los alimentos que tomamos pueden llegar a cambiar el sabor del semen, aunque no de una manera tan drástica como muchos piensan. Evidentemente, si tomamos mucho azúcar, a través de frutas o dulces, el semen comenzará con el tiempo a saber algo más dulce. Si por el contrario abusamos de productos ácidos, como el alcohol, su sabor amargo será aun más intenso. Pero ocurrirá, como pronto, después de unos meses, y siempre que tomemos grandes cantidades de esos alimentos o productos. De hecho, la manera más sencilla de cambiar el sabor del semen es dejar de tomar alcohol y de fumar, ya que esto sí que afecta de una manera más clara y directa a su sabor.
Endulzando los jugos
En todo este tema se da una circunstancia que no debe pasar desapercibida, y es que el sabor del semen masculino solo parece importar a las parejas de los hombres. De hecho, la mayoría de chicos afirmarán no haber probado jamás su propio semen, aunque disfruten mucho cuando lo hace su pareja. El sabor del mismo es, por tanto, algo que no les atañe directamente, sino que se queda simplemente en una petición que pueda hacerle la otra persona.
Son ellos los que tienen que cambiar su alimentación para que el sabor de sus fluidos mejore, pero no van a disfrutar realmente de esa mejora. Por eso, por más que se busque endulzar el sabor de los jugos a través de distintas formas de alimentación, la mayoría de hombres renunciaran al poco. La dieta estricta que deben llevar no vale la pena cuando ni siquiera pueden disfrutar de esa progresión.